viernes, 25 de septiembre de 2020

FV0006: La perspectiva vital

Existen diferentes enfoques para el proceso de planificación los cuales varían desde la clásica y conservadora visión normativa hasta la más abierta gestión estratégica. Planificar en términos normativos consiste en fijar una tendencia basada en metas a corto, mediano y largo plazo sin adaptarse a las variaciones del problema y sus objetivos, elementos lógicos pero dinámicos en el tiempo; en contraposición, la planificación estratégica  es una herramienta adoptada por la geografía vital para armonizar el crecimiento con la incertidumbre del futuro; un recurso gráfico para comprender como cambia la perspectiva a lo largo del proceso consiste en formular nuestro plan como si se tratara de una escalera, en la medida que vamos ascendiendo camino a las metas nuestra visión del contexto puede cambiar afianzando o debilitando el método empleado. El siguiente peldaño será siempre un territorio incierto y desconocido el cual habrá de construirse ajustando el proceso sobre la marcha, el valor del momento presente está en afianzar la posición ganada en función de la tendencia propuesta sin perjuicio de que un día, sin razón aparente, la perspectiva nos haga afinar o cambiar de rumbo, a fin de cuentas, se trata de crecer buscando el mejor camino siempre con los sentidos atentos al contexto.

César Camacho Díaz

jueves, 17 de septiembre de 2020

FV0005: El crecimiento dinámico

Aprender geografía es un proceso de continuo aprendizaje acerca de cómo tienen lugar los fenómenos a nuestro alrededor y más allá. Es común sentirse atrapado en situaciones que limitan nuestra capacidad para crecer, para evolucionar; no obstante, en la historia, muchos han sido los pensadores que se han cuestionado lo hasta entonces conocido buscando sus propias respuestas. El actual conocimiento geográfico de la humanidad habría sido imposible de alcanzar sin escuchar ese deseo de moverse que impulsó a muchos exploradores, científicos y aventureros a probarse en los más remotos rincones del planeta. El exponerse a una situación distinta, por muy local que ésta sea, es el punto de partida para emprender o retomar el proceso de auto-conocimiento que permite conectar con aquello que está fuera de nuestra inmediata visión; geográficamente, es difícil comprender un fenómeno sin exponerse de alguna manera a él. Mantenerse en movimiento, aunque sea sólo probando desde de lo cercano, ampliará el alcance de nuestra geografía vital proyectándonos a nuevos conocimientos e insospechadas habilidades; así los grandes de otrora forjaron camino desde la curiosidad y el deseo de aprender demostrando cómo la geografía en su dinamismo entra siempre por los pies.

César Camacho Díaz

miércoles, 26 de agosto de 2020

FV0004: Los tiempos en bucle

Para el geógrafo, descifrar la causalidad comprende el analizarla desde tres tiempos posibles, sus antecedentes (pasado), consecuencias (presente) y tendencias (futuro); momentos todos, o escenarios, esenciales para el proceso de planificación. En el clásico modelo del “árbol del problema” la naturaleza ratifica la idea de crecer en función de tres tiempos en equilibrio, aunque una raíz haya sido inutilizada no por ello el árbol morirá, pero siempre raíces tendrá. El recurso tiempo en términos de geografía vital parte por aprovechar lo necesario de cada escenario sin perjuicio de nuestra capacidad para avanzar, no se trata de permanecer enfocados en uno u otro, cada momento contiene elementos sensibles de ser rechazados o conservados. Así un futuro por muy obvio que parezca puede no ser alcanzado, queda de la persona el decidir vivir sobre esa tendencia administrando las probabilidades de que ocurra. El regalo o la dureza del presente se pueden adornar mirando un poco adelante y un tanto atrás, nadie se deleita del éxito sin recordar el esfuerzo invertido y la motivación del futuro soñado; una vez más, queda del autoconocimiento el aprender a medir la estancia de cada uno en cada tiempo vital, un baile de trazos en bucles en lugar de líneas sobre el lienzo. 

César Camacho Díaz

sábado, 22 de agosto de 2020

ARTICULO-0002. Un nuevo modelo.


A menudo nos dicen que debemos ser objetivos, pero si lo fuéramos seríamos objetos (J. Bucay); el simple hecho de ser humanos nos hace subjetivos, por lo que siempre tendemos a apreciar las cosas desde un punto de vista particular; difícil resulta contemplar todas las perspectivas existentes, pero a mayor cantidad de enfoques estudiados más equilibrado será el criterio asumido. Así la señal de un receptor GNSS (otrora sólo GPS), a mayor cantidad de satélites en línea, más precisa la posición. La crisis del Covid-19, ha abierto las puertas para que analistas de todo el mundo aporten su opinión acerca de cómo debe ser interpretado el momento actual. Desde el punto de vista de un servidor, no deben generalizarse los efectos de la crisis en función de una tendencia específica, pasa que es más frecuente apreciar los blancos y negros de un cuadro que sus tonos de grises. Hace algunas semanas, circulan en las redes artículos de opinión con listas de elementos que han quedado al descubierto con la crisis y a partir de los cuales es necesario invocar un nuevo modelo. Al respecto, debe tenerse en cuenta lo riesgoso de criticar al modelo perdiendo de vista su reemplazo, estaríamos dejando abierto un hipotético espacio potencial de ser ocupado por el omnipotente egoísmo humano, factor a menudo ausente cuando jugamos a hacer arquitectura de sistemas (¿externalidad humana?). En consecuencia, resulta necesario continuar haciendo aportes que permitan esbozar ese nuevo modelo sustituto, tomando en cuenta que debe este ser sostenible a partir de realidades tan complejas como la globalización, la lucha de clases, las culturas y tradiciones, el calentamiento global y la naturaleza humana en sí misma, casi siempre individualista. En medio de la crisis, se ha señalado incluso que el concepto de desarrollo sostenible ha caído en desuso; nada más lejos de la realidad. Se trata de dar un nuevo giro al reto conceptual del desarrollo incluyendo nuevas variables sin adscripción política o ideológica específica surgidas tan solo quizá del sentido común; se trata de hacer la “posición” del receptor un poco más precisa. Diseñar un nuevo modelo, comienza por hacer sostenible el manejo de los recursos disponibles, ya sean materiales o en forma de talentos. En este “pequeño punto azul pálido” (C. Sagan), alejado años luz del destino prometedor más cercano, no se me ocurre mejor tema para comenzar una lista de factores para tener en cuenta, que la adopción de un sistema cíclico de aprovechamiento de los recursos (una idea ya preconcebida); en un aspecto clave de la sostenibilidad, los recursos deben tener la mayor tasa de reincorporación al sistema, y eso incluye a los humanos. Son de cuidado tanto la correcta administración de los recursos materiales como la protección de las personas, de allí que la base de un nuevo modelo parte por garantizar, sin excepción, el correcto y libre funcionamiento de la academia como sede creadora del conocimiento, casa formadora de los profesionales que dedicarán sus vidas a aspectos primordiales como la salud, educación, alimentación, seguridad, ordenación del territorio, y, sobre todo, el desarrollo tecnológico que nos permitirá evolucionar el modelo actual en una nueva oportunidad para avanzar. Al final dos consideraciones; una, debemos ser conscientes de que la crisis del Covid-19 parece distar de un auténtico apocalipsis que fuerce la implantación de un nuevo modelo, y, dos, que, una vez llegado el momento, no saldremos del atolladero buscando en las fallas del otro un motivo para tener la razón. Un nuevo modelo se construye con todos y para todos. 

César Camacho Díaz

ARTICULO-0001. Por una nueva oportunidad.


Ya se ha rescatado en otras oportunidades, cómo la teoría geográfica se divide en dos grandes corrientes; a saber, determinismo y posibilismo. Habiendo sentado las bases para la discusión, ya que el dilema del que hacer geográfico suele ir más allá de simplemente adoptar una corriente u otra, juguemos un poco a analizar el tema coronavirus, dejando espacio, por supuesto, para toda impresión u opinión suscitada en el intermedio. A ver, hablamos de un virus, un agente microscópico con la capacidad de asimilarse, adaptarse o mutar; dicho agente, bien pudiéramos decir, pudo ser tanto un producto determinista de la naturaleza no-humana, cómo también, un producto posibilista o de la acción antrópica (humana). Partiendo del principio filosófico de Pascal en el cual el hombre (ser humano) “es el punto intermedio entre la nada y el todo”, es posible captar cómo éste, sumergido en su propio ego, se olvida a sí mismo como ése algo “suspendido” entre las dos mayores incógnitas de su existencia: las complejidades de lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño. Si bien ya es debate común, el superfluo arte de anteponer la riqueza material a las leyes de un cosmos aún desconocido en su aspecto macro, es poco frecuente el percatarse de su ignorancia ante lo micro; es decir, en lugar de jugar a comprender la cadena infinita de contención que abarca el universo, poco se juega a comprender lo pequeño, de donde, tal cual David contra Goliat, de la noche a la mañana, y de un plumazo, un pequeño virus puede acabar con los miles de años de evolución de una especie. Hallar el porqué de un Covid-19, nos puede pasear por un amplio número de razones deterministas, tales como: que surgió como una forma para el planeta depurar el crimen ecológico que hacemos con él, o, simplemente, porque está establecido que lo micro ha sido creado para dominar a lo macro (Como lo ambientó H.G.Wells hace más de 120 años). Asimismo, en contraposición, surgirían razones posibilistas que varían desde un accidente tecnológico hasta un arma biológica, pasando por la cultura de mantener animales vivos para su venta y consumo. De cualquier modo, si lo analizamos más de cerca, las razones determinista y posibilista terminan, en este caso, mordiéndose la cola, tal cual el dilema del huevo y la gallina; sería válido decir tanto que el ser humano ha sido programado por la naturaleza para autoflagelarse, cómo que éste se hace así mismo capaz aprendiendo de sus propios artificios. De allí que la amplitud del discurso está en aceptar que la amenaza existe, y que debe ser considerada tanto como un flagelo como una oportunidad; sí, una oportunidad para superarnos a nosotros mismos como raza capaz de cohabitar, en un mismo planeta, con los mismos elementos con potencial para destruirnos. Es la oportunidad de entender, que no hay indicios de que alguien vaya a venir a salvarnos de nuestro destino, y de que se trata a fin de cuentas de escribir una nueva historia, una de verdad justa. Es la oportunidad de entender que el cosmos no sabe de fronteras, razones políticas o acciones en la bolsa; es el momento de crear protocolos que nos ayuden, no a perpetuarnos, ni a hacer de nosotros seres superiores, no, se trata de estándares morales que nos ayuden a comprender que somos parte de un todo y de que sólo juntos podremos lograrlo.

César Camacho Díaz

FV0003: Los recursos vitales


En términos de gobierno y planificación, herramientas como el catastro y la ordenación del territorio comprenden el estudio de ventajas e impactos para establecer los recursos a ser aprovechados. En un mundo donde la gestión de los recursos suele gozar de una tilde política, se evaden con frecuencia criterios técnicos como la sostenibilidad y el equilibrio productivo necesarios para lograr una sobriedad de consumo. No porque un recurso esté dispuesto y sea rentable significa que deba ser de inmediato aprovechado, en su lugar, se trata de hilvanar la dinámica del espacio geográfico en términos armónicos de crecimiento; similar ocurre en el trajinar de sociedades e individuos, siempre administrando sus recursos buscando descifrar la ecuación mejor adaptada al momento vital que atraviesan. Para el geógrafo, los recursos son escasos por definición, y, por ende, su consumo debe ser ordenado, equilibrado y racional; así la vida cotidiana, una correcta gestión y evaluación de nuestros recursos personales nos permitirá crecer en la justa medida. Aplicar la geografía vital para ordenar y planificar nuestros recursos, comprende un complejo proceso de autoconocimiento el cual nos permitirá identificar lo que nos es realmente necesario; factores como el tiempo o incluso el ocio, son recursos importantes objeto de sobrio consumo sin llegar al minimalismo o a los excesos. Si bien la tarea de reconocer nuestras necesidades y recursos puede resultar compleja, enfocarla como objetivo es el punto de partida para crecer en consecuencia, así el territorio, no puede gestionarse sin caracterizarse, sin conocerse.

César Camacho Díaz

martes, 11 de agosto de 2020

FV0002: Los cromas vitales


El ser humano suele sentir la necesidad de pertenecer a algo, así sin más. Luego, cuando “pertenece”, surge la lista de deberes que se ha de cumplir para seguir perteneciendo, apartando el derecho a matizar el lienzo con nuestros propios colores, nuestra propia “escala de grises”. Caracterizar el medioambiente implica como proceso reunir la mayor cantidad de información sobre el fenómeno que se estudia, cualquier sesgo en la selección de variables e indicadores procurará un resultado menos acorde con la realidad. En nuestro día a día, son frecuentes las situaciones que debemos caracterizar o interpretar para tomar decisiones; describimos lo que ocurre y evaluamos sus causas y consecuencias tanto positivas como negativas, ser sensible al mayor número posible de elementos involucrados es una herramienta de la geografía vital que nos permitirá gestionar con mayor eficacia los eventos cotidianos. Algunos métodos empleados por el geógrafo implican estadísticos de correlación que reflejan en qué grado cada variable explica el suceso estudiado, así también lo cotidiano, con mucha frecuencia hay más de una razón por la cual ocurren las cosas. Asumir de entrada que todo ocurre siempre por una única razón es comparable a mirar el mundo en un solo color; siempre habrá un abanico de tonos dispuesto para caracterizar nuestras vidas, una composición de grises que da lugar a un número infinito de escenarios y posibilidades. 

César Camacho Díaz

martes, 21 de julio de 2020

FV0001: Geografía Vital


El concepto de geografía vital surge de la idea de aplicar los principios de la dinámica medioambiental al día a día de lo que llamaríamos nuestro “espacio existencial”. Si bien el ejercicio de la geografía suele estar referido a una escala territorial más extensa representada en términos de gobierno, administración, ordenación o gestión ambiental, los principios que la conforman reflejan sorprendentes afinidades con el sentido común de nuestras vidas; tareas como las de localizar, caracterizar o comparar fenómenos que ocurren en la superficie terrestre guardan directa relación con la cotidianidad del humano como principal protagonista. Desde planificar cómo moverte en una ciudad hasta cómo gestionar relaciones interpersonales, nuestro entorno exige constantemente formular momentos lógicos que nos orienten en la búsqueda de soluciones; es allí donde la geografía ofrece ventajas al asiduo transeúnte del territorio siempre inmerso en la compleja dinámica de la vida. Proponer una geografía vital implica más que crear una versión cotidiana de los tecnicismos inherentes al desarrollo de sistemas y procesos, se trata de ofrecer herramientas para abordar eventos de la dinámica diaria de cualquier persona; es un concepto de gestión adosado a la idea de que todos, cada día, hacemos un poco de geografía.

César Camacho Díaz