Existen diferentes enfoques para el proceso de planificación los cuales varían desde la clásica y conservadora visión normativa hasta la más abierta gestión estratégica. Planificar en términos normativos consiste en fijar una tendencia basada en metas a corto, mediano y largo plazo sin adaptarse a las variaciones del problema y sus objetivos, elementos lógicos pero dinámicos en el tiempo; en contraposición, la planificación estratégica es una herramienta adoptada por la geografía vital para armonizar el crecimiento con la incertidumbre del futuro; un recurso gráfico para comprender como cambia la perspectiva a lo largo del proceso consiste en formular nuestro plan como si se tratara de una escalera, en la medida que vamos ascendiendo camino a las metas nuestra visión del contexto puede cambiar afianzando o debilitando el método empleado. El siguiente peldaño será siempre un territorio incierto y desconocido el cual habrá de construirse ajustando el proceso sobre la marcha, el valor del momento presente está en afianzar la posición ganada en función de la tendencia propuesta sin perjuicio de que un día, sin razón aparente, la perspectiva nos haga afinar o cambiar de rumbo, a fin de cuentas, se trata de crecer buscando el mejor camino siempre con los sentidos atentos al contexto.
César Camacho Díaz
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