Para el geógrafo, descifrar la causalidad comprende el analizarla desde tres tiempos posibles, sus antecedentes (pasado), consecuencias (presente) y tendencias (futuro); momentos todos, o escenarios, esenciales para el proceso de planificación. En el clásico modelo del “árbol del problema” la naturaleza ratifica la idea de crecer en función de tres tiempos en equilibrio, aunque una raíz haya sido inutilizada no por ello el árbol morirá, pero siempre raíces tendrá. El recurso tiempo en términos de geografía vital parte por aprovechar lo necesario de cada escenario sin perjuicio de nuestra capacidad para avanzar, no se trata de permanecer enfocados en uno u otro, cada momento contiene elementos sensibles de ser rechazados o conservados. Así un futuro por muy obvio que parezca puede no ser alcanzado, queda de la persona el decidir vivir sobre esa tendencia administrando las probabilidades de que ocurra. El regalo o la dureza del presente se pueden adornar mirando un poco adelante y un tanto atrás, nadie se deleita del éxito sin recordar el esfuerzo invertido y la motivación del futuro soñado; una vez más, queda del autoconocimiento el aprender a medir la estancia de cada uno en cada tiempo vital, un baile de trazos en bucles en lugar de líneas sobre el lienzo.
César Camacho Díaz